Estoy todo lacrimógeno y emocionado… es de entender, estoy recién llegado del Calafate.
Yo soy uno de esos pelotudos que llora en las películas y que llora cuando vivencia una situación extrema o ve signos de afecto entre otras personas. Quizá porque siento realmente que se esta perdiendo y que es lindo ver a alguien que este cerca de si mismo.
De momentos el sentimiento es tan poderoso y tan arrollador que es incontrolable: El glaciar fue uno de esos que atesoro, tanto como las Cataratas, la Muralla China y la Alhambra.
Hoy mientras bajaba las escaleras para llegar al balcón panorámico sentía el corazón explotar desde mis adentros, tenia una imagen fija en mi cabeza sobre lo que iba a ver, sobre el asombro que me iba a causar. Pero fue indescriptible y mucho mas allá de cualquier idea preconcebida. Una pared altísima que oscilaba entre tonos de celeste, azul y blanco. Una brillantez enceguecedora. Un sonido perpetuo de truenos y crujientes. Pureza, gigantez, humildad… Sin darme cuenta empecé a llorar, y estupidamente para disimularlo ante los otros miembros de la banda comencé un juego de role play, como una escena sacada de un culebron de Luisa Kuliok. Todos se rieron (esperaban algún acto bufonesco de mi parte). Se alejaron para adentrarse en sus pequeños mundos de oración y templanza; Nati, a mi costado, me agarro el brazo y me dijo:
“ya esta… te podes relajar y disfrutarlo tranquilo, no te sientas menos macho porque te emocionas…”
Y ahí solté un rictus de sonrisa esbozada, me puse mis anteojos y empecé a llorar como un bebe. No podía dejar de asimilar tanta grandeza y tanta historia… el hielo eterno en frente a mi estaba estoico mirando peatones hace años, e incluso antes de ellos miro millones de noches y días… y seguramente miles de ellos parecidos a este.
El silencio se hizo cómplice de todo el grupo, salvo por alguna que otra foto que nos sacábamos cual viaje de egresados. Nadie se movió en masa, sino a su propio ritmo y con sus propias esperas. Eran las 8 de la mañana y no había casi turistas. El sol empezaba a bañar el manto torpe y brusco de las puntas del glaciar y a través de su calor estival inducía que pequeños pedazos se desprendieran haciendo el acto más único e irrepetible.
Los primeros momentos son de extremo asombro, no se puede lidiar con las imágenes y las sensaciones al mismo tiempo, se produce un corto circuito razón-sensación que cualquiera añoraría fuera mas frecuente. La única imagen con la cual podría trazar un paralelismo es con la de fuertes vientos azotando un paraguas que lucha por mantener su forma evadiendo una inminente ruptura… si, es esta imagen pero sin sonido y en camara lenta…. Y en vez de ser ráfagas de viento, son ráfagas de colores… es inexplicable e indescriptible. Es personal… ufff cuantas cosas personales nos faltan vivir… porque tan pocas y tan esporádicas….
Después, desafortunadamente para mi, todo empieza a tener lógica. No deseo ni en pedo este momento… quiero seguir siendo abatido por sensaciones y pensamientos que no entiendo, me quiero seguir sorprendiendo…. Pero las revoluciones defintivamente bajaron y adaptación mediante (un rasgo que nos define como seres humanos) comienzo el listado de preguntas y afirmaciones. Como se hizo todo esto?? Soy tan humilde como debería ser? Soy tan insignificante? Soy parte de un plan maestro ya escrito? A quien le agradezco tanta belleza? Como hago para sentir esto todos los días?
Si, no sos nada en comparación. Si, no te tomes tan en serio. Si, podes llevare un poco con vos, pero no seas tan egoísta de enterrarlo y no compartirlo.
Y como no quiero ser egoísta…. Quiero compartirlo con ustedes.
El glaciar es una excusa (como tantas otras) para reencontrarse con uno mismo. Es un acto que debería ser parte nuestra todos los días, pero lo olvidamos o lo obviamos a sabiendas o inconscientemente. Yo voy a tratar de recordarme todo los días que soy feliz, que no necesito mucho más y que me gusta mi vida y mi familia y mis amigos y mi carrera, y mis amores y mis desamores y mis momentos altos y los bajos. Hora de ver el medio vaso lleno.
Now and forever,
Amen.
5 Comments:
Que así sea.-
Porque se te reiteren esos sentimientos.-
Por esas sensaciones. Las veces indescernibles pero maravillosas; como si fuesen un sublime quod libet.-
Que así sea.-
Darío
(un nuevo lector)
me gustó mucho tu viaje k a las tierras k. sí, debe ser lindo el calafate, pero no sé, ahora me da como cosa ir, es como haber ido a anillaco en la época de Carlos I. Además, no me da darle más guita a una provincia harto favorecida por our dear Terminéstor en términos presupuestarios. Genial, de todos modos, que lo hayas disfrutado, qué se yo.
Gracias, muy lindo. Seria lindo una foto del paraguas azotado por el viento ante el glaciar.
A todos nos ha pasado emocionarnos ahí, y si vas navegando y surge esa masa de repente el shock es aún mayor...
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